
No tienes por qué masturbarte más en silencio por las noches, puedes hacerla realidad. Simplemente, hazla. Ve a cualquier discoteca, tómate antes dos martinis (que te desinhiban pero que sepas lo que haces), deja tu ropa a alguien de confianza y métete en el lavabo de caballeros. Pasarás mucha vergüenza al principio, pero te sorprenderá lo bien que te acogen en seguida. Si lo haces una vez, repetirás.
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