domingo, 25 de mayo de 2008

Entrega (2)


Si quien toma propiedad de tu cuerpo lo hace de manera brusca, no debes quejarte, debes alegrarte.

Si quien toma propiedad de tu cuerpo prefiere tu ano a tu vulva, debes agradecerle repetidamente su decisión.

Siempre tienes que repetir, hasta la saciedad, un "gracias" para quien haya gozado de ti. Y si te duele, siempre tendrás que ser tan despectiva contigo misma que llegues a la soez: "Gracias por dejarme el culo dolorido", ésta es una buena frase para una sumisa como tú, pero debes decirla de corazón.

Entrega (1)


Cuando yo te entregue a otro hombre o mujer, ya sea un amo experto o un chaval virgen, tú te portarás siempre igual. Tu entrega consistirá siempre en estar por debajo de él. Por eso lo tendrás más difícil cuando regale tu cuerpo a alguien inexperto, porque deberás colocarte en espera sin darle ninguna idea, sólo decir sí a lo que te pida, ya que nunca tienes que demostrar más experiencia ni mucho menos llevar la iniciativa.

La docilidad en la entrega consiste en ser de otro, no moverse, esperar... Consiste en renunciar a cualquier don que te haga humana, en especial la palabra o el pensamiento.

La inversión es tu mejor afrodisíaco


La clave del placer en la docilidad social es la inversión de roles. Cada vez que me veas con otra, una eventual, tú te convertirás automáticamente en su esclava. Ésta es la esencia de la inversión: la persona más importante para mí es la que se humilla ante la menos importante.

Tu dolor va a ser no sólo ver cómo gozo con ella sino también obedecerla en todo, en especial en lo que se refiera a ser su juguete sexual para que te humillame. La eventual, además, no tiene que saber lo que significas para mí. Ella tiene que creer que eres una pirada, una loca que no sabe qué terreno pisa y que va camino del desquicio.
Lamer el culo de mis amantes eventuales y agradecerles que te maltraten es lo que te hará descubrir la docilidad extrema y, a través de ella, ese estado de enajenación mental que todavía no conoces.

Te mando una ilustración que refleja lo que quiero de ti. La eventual se ríe de ti, mientras que tú suplicas para darle placer. Lamerle el ano para que se entone es el trabajo de una perra dócil como tú.

viernes, 23 de mayo de 2008

El sexo en grupo de la mujer dócil


Muchas como tú tienen sobrada experiencia en sexo en grupo. Quien no haya hecho un gang en un local de intercambios es que no se ha movido por la noche barcelonesa. Sin embargo, hecho dos veces el morbo se esfuma.

Lo que sí hace palpitar el corazón de las mujeres como tú es la entrega indefensa. Ésta consiste en la convocatoria de un gang bang en el que no tienes libertad de movimientos. Es decir, tú no mandas. Ni siquiera eres tan libre como ellos. De hecho, no eres libre en absoluto y estás totalmente a su merced.

Estos gangs indefensos pueden hacerse con los ojos cerrados para empezar. Te sentirás más cómoda y te será más fácil entregarte. Pero mi consejo es que en breve te atrevas a hacerlo a cara descubierta, con la mirada libre para que tu mente sea consciente de lo que le viene encima justo antes de ser penetrada.

La fantasía irrealizable, claro está, es que el hombre al que menos soportas fuera el que apareciera ante ti, con el rabo tieso. Entonces tú moverías tu cadera y piernas como para escaparte. Esfuerzo inútil, porque no podrías; y él se acercaría por detrás, agarraría tus caderas, tus ojos se llenarían de lágrimas, y...

Goza de mirar los ojos de la modelo de la foto. Imagina que fueras tú quien estuviera en su lugar. E imagina tu mirada de terror ante la impotencia de ver ante ti a ese hombre que tanto odias.

jueves, 22 de mayo de 2008

Tu intimidad entendida como docilidad


Con una sumisa tuve una relación corta y restringida. Nos limitábamos a ir a cenar, como si fuéramos una pareja más. Elegíamos restaurantes muy llenos, donde los camareros estuvieran agotados, donde hubiera mucha gente y mucha confusión. También los elegíamos para que se pagara en un sitio con posibilidades de estar un poco escondido (estos restaurantes que la caja no está muy a la vista del público).


La obligación de la sumisa era pagar la cuenta en efectivo, con un billete grande, de manera que sobraran unos o dos billetes en el cambio (5 euros normalmente). Entonces ella tomada el billete y a la vista del camarero se lo metía por su pantalón en las bragas. Luego le decía al camarero que la propina estaba allí y que podía recogerla. Sólo lo hicimos contadas veces, porque cada vez que se atrevía estaba a punto de morirse de vergüenza. Hubo dos camareros, con los que le hice repetir, que le magrearon el coño como quisieron y durante el rato que pudieron mientras "buscaban el billete". Cuando íbamos a un restaurante en el que estaban estos camareros, ella comía todo el tiempo con la cara roja de vergüenza, y suplicando que no la obligara a volverlo a hacer. Al final, cuando daba la propia, lo hacía con la cabeza baja, sin atreverse a mirar al camarero.


Os adjunto una foto de internet de este estilo, aunque no es, ni mucho menos, lo que hacía yo con ella.

lunes, 19 de mayo de 2008

Tienes que comprender


Una mujer educada como tú tiene que comprender por qué es necesario que se arrastre y que trabaje sin ropa interior. El trabajo es la primera forma de sumisión que todos experimentamos, sólo que contigo se hace explícita por cuanto es un trabajo inútil. Es decir, vendrás a casa y limpiarás, tanto da lo que limpies, porque no será tenido en cuenta (luego alguien lo limpiará nuevamente). Esta declaración de absurdo le da el carácter de energía perdida, derrochada, sólo por el placer de ver cómo se malgasta tu esfuerzo. Lo excitante es, pues, tu cansancio, el sudor de tu frente, y la postura servil con que ejecutas la tarea.
La ropa interior ausente es la declaración de tu disponibilidad a los caprichos de tu amo. Ver tu trasero y tu coño, allí expuestos como si fueras un animal (una yegua, por ejemplo) es lo que excita a tu poseedor, a sus amistades y a ti misma.
Y, finalmente, arrojar agua al suelo, derramar una taza de café o tirar restos de comida para que los limpies son actos de menosprecio hacia ti que te cosquillearán el cerebro como si de aguijones se tratara. Tenía una sumisa que agachaba la cabeza para besar la suciedad que yo tiraba en el suelo. Tienes que esforzarte para llegar donde ella llegó.

Abofetear

Darle un bofetón cuando te la está chupando es el mejor afrodisíaco para una mujer dócil. Hace que se entone, que se sienta humillada y que la confusión se apodere de su mente. Es la confusión que le lleva a sentir un calor por todo el cuerpo y que se dirige inexorablemente hacia su clitoris (perdón por el tópico).
La primera vez que una chica me pidió que la abofeteara me sentí totalmente perdido. Por nada del mundo hubiera querido causarle ningún daño y recuerdo que pensé "Si le doy un manotazo, seguro que le rompo la mandíbula". Mi complexión es robusta (ello ayuda a crear un ambiente de dominación, lo reconozco) pero me preocupa en extremo que cualquier acción mía cause daño en un cuerpo más frágil.
En aquel momento, sin embargo, pensé rápidamente la manera de darle la bofetada de manera que sonara pero no le hiciera ningún daño estructural (es decir, que enrojeciera su mejilla pero que no afectara para nada a sus músculos o sus huesos). Lo conseguí. Ella se masturbó y se corrió enseguida. Al final, noté como sus manos delicadas cogían la mía para llevársela a la boca. Me lamió la mano (como una perrita agradecida, perdón por el tópico) y debo reconocer que, por un momento, sentí el mismo placer que sentía ella.

Gozar de ofrecerse


La postura a cuatro patas (o "el perrito", como la llaman algunos) es la obligada para las mujeres dóciles. Llegar a un local de intercambios, desnudarse y colocarse en un sofá a cuatro patas, de espaldas al resto de gente, es la targeta de presentación de la mujer bien educada.

Cuando he acompañado a mis amigas me he colocado a unos metros de ellas, para darles seguridad, pero obligándolas a cambio a otras entregas previamente negociadas. Mi papel ha sido el de vigilar que cualquier hombre que las tomara se pusiera un preservativo, o que no introdujera los dedos en su vagina si haberse antes limpiado de cualquier otro contacto anterior. Sin embargo, también es cierto que les he dicho a estos hombres cosas como "Se deja encular", "Ponle las nalgas rojas antes de penetrarla", "A ella le excita que la saques del coño y se la metas de golpe en la boca" o "Su marido estará fuera unos días". Me he asegurado, en todo caso, que el hombre estuviera con la polla a punto de explotar en el momento de acercarse a ella.

Kit básico para la mujer dócil


El placer es indescriptible no sólo cuando otra persona tiene el dominio de ti, sino también cuando este dominio conlleva una humillación extrema. Imitar a un animal o ponerse accesorios propios de él te lleva a un estado mental en que te sientes como tal animal, en manos de su amo y con obediencia debida en todo lo que desee.

Aconsejo a todas las mujeres que quieran experimentar el placer de esta entrega extrema que se confeccionen un kit como el de la foto. Tiene algunos inconvenientes que su pareja o amistades ayudarán a resolver, porque hace falta fijar bien los apoyos (con muebles auxiliares) para que la mujer aguante los pesos sin peligro para su integridad física. Sin embargo, el esfuerzo valdrá siempre la pena...